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HISTORIA

La explotación de las Salinas Chicas comenzó en el año 1903 a manos de Don Bernardo Graciarena: de origen vasco y emprendedor, adquirió los campos que rodeaban la laguna con el objeto de desarrollar actividades agropecuarias y extraer sal para abastecer el incipiente proceso de industrialización y consumo de la población. El método inicial de explotación ocupaba mucha gente que, a pico y pala, llenaba vagonetas sobre vías de ferrocarril. Estas vagonetas eran tiradas por mulas que terminaban acumulando la sal en montones afuera de la laguna. La producción de los primeros años era de 500 a 1000 toneladas.

Con la llegada del ferrocarril en 1910 la actividad se intensificó.  Los primeros avances significativos con respecto a los métodos explotación se produjeron a partir de 1950, con la aparición de tractores. El cambio tecnológico produjo un salto sustantivo, aumentando la capacidad de extracción de 50.000 toneladas a 200.000 toneladas anuales. Sin embargo, hasta el año 1990, la empresa no había avanzado sobre la industrialización de sus productos, comercializando mayormente sales sin tratar, en bolsas de 50 kg o granel.

Desde 1990 en adelante, la empresa aceleró sus avances industriales, adaptando la oferta de sal. 

 

En 1996 se construyó un LAVADERO INDUSTRIAL, para abastecer la creciente demanda de la industria química. Este lavadero se renovó completamente con tecnología de última generación en 2014. 

 

En 1998 se modificó la PLANTA DE SALES EMBOLSADAS, aumentando su productividad a 1.000 toneladas diarias, con las instalaciones adecuadas de limpieza y comodidad para el personal.  

 

En 2003 se puso en marcha la PLANTA DE CENTRIFUGADO DE SAL, dando un primer paso hacia el abastecimiento de la industria textil y de alimento balanceado. Esta planta se amplió en 2007, con la incorporación de sales secas, para la industria alimenticia. 

 

Paralelamente al desarrollo industrial, internamente se implementó un sistema de gestión de calidad, que concluyó en la certificación de Normas ISO 9001 en 2012. Conscientes de la creciente demanda de la industria alimenticia y sus requerimientos de inocuidad, en 2015 se certificó también ISO 22000. 

 

En línea con éstas nuevas demandas, en el año 2017 se renovó la planta de sales centrifugadas y secas, incorporando mayores automatismos al proceso. 

 

El espíritu pionero y emprendedor de Don Bernardo sigue vigente en quienes formamos parte de la empresa en la actualidad, renovando nuestra apuesta hacia el futuro del país y la región.

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